Posible restricción en el servicio de energía eléctrica

En un post anterior, comentábamos acerca de las contingencias que las empresas debían implementar, de manera preventiva, ante posibles cortes del suministro eléctrico. Ayer me llegó este informe de APOYO Consultoría, en el que se alerta de una posible restricción en el servicio de energía eléctrica a nivel nacional, que podría afectar seriamente al sector industrial.
El sistema de transporte del gas natural de Camisea está en riesgo debido a que: i) casi 200 km de los 729 km que tiene el gasoducto atraviesan el VRAEM (Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro), donde han ocurrido ocho ataques o enfrentamientos armados desde abril; ii) la empresa operadora del gasoducto ha suspendido sus actividades de mantenimiento para preservar la integridad y seguridad de sus trabajadores y contratistas. Si este sistema sufriera un ataque o una falla, el gas almacenado en el ducto alcanzaría para solo 12 horas de consumo y se generaría un problema de desabastecimiento eléctrico a nivel nacional. Esto, a su vez, elevaría los costos de producción de empresas mineras e industriales. Las reparaciones del sistema podrían demorar desde algunos días hasta varios meses, dependiendo de la gravedad de los daños y la posibilidad de acceder a la zona afectada.

El gasoducto abastece a generadoras eléctricas, más de 400 empresas industriales en Lima e Ica —alimentos, cementeras, cerámicos, pesqueras, textileras, entre otros—, estaciones de gas natural vehicular (GNV), comercios, viviendas y a la empresa exportadora de gas.

El principal impacto de un potencial desabastecimiento de gas natural sería el racionamiento de electricidad a nivel nacional. Casi el 40% de la producción eléctrica del país utiliza el gas de Camisea. Existen centrales de respaldo y equipos que pueden operar con gas o diésel pero su capacidad conjunta no es suficiente para reemplazar la producción a gas. Así, a la fecha, sería necesario programar cortes de electricidad que equivalen al 25% de la generación eléctrica del país. El racionamiento empezaría por disminuir el abastecimiento eléctrico a empresas mineras, cementeras, siderúrgicas y otras grandes compañías industriales. Es muy probable que esto no sea suficiente y, por tanto, se racionaría a comercios, viviendas y alumbrado público, principalmente en horas punta.

Las empresas industriales enfrentarían mayores costos. Para no detener su producción, algunas empresas cuentan con grupos electrógenos de respaldo a diésel y maquinarias que pueden operar con gas u otro combustible. Pero ello implica mayores costos: el precio de sustitutos como el diésel es hasta cinco veces el del gas natural.

El transporte público en Lima también se vería afectado. El 40% de los taxis —formales e informales— que transitan en Lima utiliza GNV. Algunos podrían reemplazar el gas por gasolinas pero a precios sustancialmente mayores. El Sistema de Transporte Público Metropolitano, que atiende a 475 mil pasajeros diariamente, dejaría de operar porque solo funciona a gas natural.
Si bien el Ministerio de Energía y Minas (MEM) ha indicado que están tomando las medidas para que los problemas con el mantenimiento del gasoducto de Transportadora de Gas del Perú (TGP) causen el menor impacto posible en el abastecimiento de gas, es importante considerar las posibles consecuencias de este problema, con el propósito de evaluar e implantar las contingencias requeridas para minimizarlas.

Fuente:
Gonzales, M. (2012, 17 de octubre). Sin el gas de Camisea se racionaría el 25% de la producción eléctrica. Estudios Económicos, APOYO Consultoría.

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